Nunca antes había sido tan real esta frase para mi como en los últimos dos años “VIVIMOS PARA MORIR”. Creo que nunca antes había pensado en el momento de morir como al ver la partida de seres que amo, unos tal vez antes de tiempo, otros tal vez habiendo cumplido su propósito en esta tierra, unos tal vez en condiciones muy dolorosas, otros tal vez en paz, pero a la final todos realizando la mejor transición en su vida, el paso a la vida eterna.
Y aunque la mayor transición que tendremos es llegar a la presencia de Dios, la vida se compone de una constante transición, de una metamorfosis. La palabra metamorfosis se define como la transformación de algo en otra cosa, o la mudanza que hace alguien o algo de un estado a otro (https://dle.rae.es/?id=P65e6pL). Etimológicamente procede del latín metamorphōsis, esta palabra está formada por meta- (más allá, después de), morph- (forma, estructura) y -osis (raíz que indica un cambio de estado).
Cuando pensamos en la palabra “Morir” casi siempre la asociamos a una muerte física, pero poco pensamos en nuestros cambios de estados a lo largo de la vida, poco pensamos en que es necesario morir a situaciones o etapas para poder alcanzar otras, para poder ir dándole forma a nuestro caminar, e ir pasando por esta metamorfosis a la que llamamos vida.
Una mariposa no nace mariposa, una mariposa es el producto de una oruga valiente que logró soportar el proceso de cambiar de forma, tal vez si pensamos en una oruga o larva como un simple gusano no podemos ver lo que puede llegar a ser, pero si logramos ver esa oruga como símbolo de transformación, podemos ver que lo mejor está por venir para ella, que va a pasar de ser un animal que se arrastra por el suelo a transformarse en una hermosa mariposa con grandes alas lista para volar.
Podemos comparar nuestra vida con la de una mariposa, no importa cómo comenzó tu vida, importa en la mariposa que te puedes convertir, pero no podemos pretender volar sin pasar por el proceso de metamorfosis, y a pesar de lo difícil del proceso, donde tal vez tenemos que dejar formas de pensamiento, formas de hacer las cosas, formas de reaccionar e interpretar la vida, podemos decir que es una forma de morir a una vieja manera de hacer las cosas para comenzar a vivir.
Estoy convencida que Dios puso sueños dentro de cada uno de nosotros, sueños que tal vez nos asustan por eso creemos que son inventos nuestros, por eso tal vez llegan pensamientos que nos dicen que no vamos a poder lograrlos, pero hay algo muy importante que tal vez en momentos dejamos de lado, Dios es quien nos da los sueños para que tengamos un futuro y una esperanza de una vida mejor, pero SOMOS NOSOTROS LOS ARQUITECTOS DE ESOS SUEÑOS.
Un arquitecto proyecta, diseña y construye, creo que es el momento de sentarnos con Dios y comenzar a diseñar esos sueños, es tiempo de MORIR, morir a la procrastinación, morir a las cosas que sabemos que no nos hacen bien, momento de tomar las decisiones que tenemos pendientes, momento de arriesgarnos a nuevas experiencias que puedan hacer que llevemos esos sueños a otro nivel, momento de morir a nuestras expectativas y saber que los planes de Dios son mejores, momento de morir al temor que nos paraliza, a la frustración que nos impide vislumbrar que lo mejor está por venir, pero que necesitamos trabajo y dedicación.
No culpemos a Dios por los pasos que no damos, por las decisiones que no tomamos, por los sueños que no planeamos, por los riesgos que no conquistamos, por el tiempo que perdimos. La vida es como un suspiro, como una sombra, hoy estamos aquí, mañana no lo sabemos, el ver partir a mi papá a una edad temprana para mi, me hizo pensar que no somos dueños del tiempo, que al no saber cuánto vamos a estar aquí en la tierra, debemos aprovechar cada momento. Por eso entre más rápido encontremos la armonía entre nuestro espíritu, alma y cuerpo con la cual Dios nos creó, más rápido podremos vivir la vida abundante que él nos prometió.
Construir un sueño no es fácil, requiere determinación, esfuerzo, dejar cosas, personas, modos de vida, comodidades, pero tengan por seguro que sí es un sueño de Dios, él irá con nosotros siempre y nos dará descanso, y les puedo asegurar que no nos dejará hasta que nos bendiga. No podemos saltarnos el proceso de la metamorfosis, porque ciertamente es mucho más importante el proceso que el resultado en sí mismo, y no hay nada más gratificante que poder volar una vez termina el proceso.
Mi oración es que todos podamos volar aquí en la tierra, antes de tener nuestra mejor transición hacia la vida eterna.
...Vivimos para morir, y Morimos para poder vivir...
¿Cuando vas a comenzar tu metamorfosis y ser el arquitecto de tus sueños?
_________________________________________________________